Docentes y COVID-19: El papel decisivo de los educadores durante la pandemia

Si hay un sector en la educación que haya tenido que “reinventar” el ejercicio de su profesión como consecuencia de la pandemia, es el de los docentes y maestros. ¿Cómo han tenido que relacionarse docentes y COVID-19? ¿Cómo ha afectado esta situación sin precedentes a su trabajo? ¿Qué ha cambiado?

En un artículo anterior vimos cómo los padres afrontaban esta situación y respondíamos a la duda de qué consecuencias legales podía tener no llevar al hijo al colegio por el coronavirus. En este caso vamos a tratar cómo están llevando esta situación otra de las partes implicadas: los docentes y maestros.

El obligado confinamiento primero y más tarde la vuelta a las aulas el pasado septiembre en plena pandemia, ha obligado a todos los educadores a replantearse el modo de seguir dando clase a sus alumnos; sorteando todo tipo de obstáculos para garantizar la calidad de la enseñanza.

Desde que la crisis sanitaria motivada por el virus llegó, los docentes han tenido que hacer verdaderos esfuerzos para adaptarse a la nueva situación.

Y su afán ha sido y es seguir ofreciendo una educación de calidad a sus alumnos, afrontando todo tipo de retos con un grado de implicación que se ha extendido a toda la Comunidad Educativa.

Tiempos de Covid y la gran responsabilidad de los docentes

El COVID-19 nos pilló a todos por sorpresa y el sector de la educación ha sido uno de los grandes afectados por la pandemia.

La crisis sanitaria ha evidenciado una serie de carencias que hay que mejorar para actualizar nuestro sistema educativo y hacerlo más fuerte en la nueva situación que se ha planteado tanto para docentes como para alumnos y familias. 

Los profesores y maestros se han reinventado. Y han tenido que hacerlo sobre la marcha, empezando por el paso de un modelo de educación presencial a uno digital.

Una gran responsabilidad que han desarrollado con rigor, mucho esfuerzo y también sacrificios, con un solo objetivo: procurar el bienestar de sus alumnos y garantizar la calidad de la enseñanza en el marco que nos ha tocado vivir.

Casi 900.000 profesores y profesoras de las diferentes etapas educativas, desde infantil hasta universitaria, se han visto obligados a modificar tanto el modo de enseñar como el de aprender; con la ayuda y colaboración tanto de los Centros Educativos como de los propios escolares y de sus familias.

Los docentes han tenido que formarse a marchas forzadas en todas las pedagogías educativas que podían ser útiles para favorecer la enseñanza a distancia a sus alumnos.

Se han esforzado por atender todas las necesidades de los escolares durante unos meses en los que la relación a nivel educativo se mantenía a través de una pantalla.

Han invertido tiempo y ganas en formarse en competencias digitales para transmitir los conocimientos en un entorno virtual al que no estaban acostumbrados ni los propios alumnos ni ellos mismos.

Y lo han hecho improvisando, cambiando y adecuando en cada momento lo que estimaban más útil para ayudar en su labor educativa.

Han sido capaces de buscar alternativas para ayudar a todos los escolares con mayores dificultades en el aprendizaje. Bien porque sus familias que no tenían acceso a internet en sus casas o bien por carecer de equipos informáticos para seguir las clases, aunque quede mucho todavía por hacer para solventar este problema.

Todas sus aportaciones en este año que llevamos de pandemia deben servir para ayudar a innovar y actualizar el actual sistema educativo, fomentando la autonomía de los alumnos y dotando de recursos y medios a los Centros Educativos para mejorar la educación a distancia.

Vuelta a las aulas: nada es igual que antes

Ha tocado reinventar la educación, como tantos sectores afectados por la pandemia.

Y los cambios han afectado también al nuevo curso escolar, en el que todavía nos encontramos.

La vuelta a las aulas no ha sido sencilla ni para alumnos ni para maestros. 

Y, además de la importancia de garantizar la seguridad sanitaria de los escolares, es fundamental también que los docentes y trabajadores de los colegios y Centros educativos no se encuentren desprotegidos.

Los primeros meses del curso no han sido sencillos, y adaptarse a las medidas puestas en marcha para hacer frente a la pandemia y que tanto los escolares como los docentes no corrieran riesgos ha resultado complicado. 

A su labor educativa ha habido que añadir su cuidado y vigilancia para asegurar el cumplimiento de la distancia interpersonal, número máximo de alumnos por aula, utilización en la medida de lo posible espacios al aire libre, coordinación de clases presenciales con clases online y realización de actividades en un marco de control y prevención para evitar la propagación del virus.

Todo ello ha propiciado la aparición de la figura del “coordinador Covid” en colegios e institutos, que se ocupa de asegurar el cumplimiento de las normas sanitarias y los protocolos y de controlar que el entorno escolar sea seguro; coordinándose con Salud Pública.

Los efectos “colaterales” del esfuerzo de los educadores en tiempos de Covid

Pero el gran esfuerzo realizado por los maestros y docentes también ha tenido efectos “colaterales”.

Primero, porque están muy expuestos a sufrir contagios por el COVID-19 en su labor educativa; motivo por el que han solicitado mayores medidas para proteger las aulas de los riesgos generados por el virus.

Esto se traduce en la necesidad de evaluar los riesgos laborales de los profesores y maestros.

Segundo, casi un 93% de los docentes han sufrido un importante desgaste emocional durante el confinamiento, lo que se ha traducido en un alto nivel de estrés y agotamiento motivado por tener que adaptarse en tiempo récord a un modelo de educación a distancia que desconocían.

Tercero, la incertidumbre y dudas sobre cómo hacer frente al curso escolar 2020-2021 y el modo de aplicar las medidas sanitarias en los diferentes escenarios educativos han sido un motivo más de preocupación que sigue generando problemas de estrés entre docentes y maestros, más acusados en mujeres que en hombres. 

Todas estas situaciones afectan a la salud emocional de los profesores, y se traducen en bajas laborales y enfermedades o bajo rendimiento laboral.

A ello se añade la preocupación de muchos docentes por su situación profesional afectada por el COVID-19, con despidos e inestabilidad laboral, que lógicamente tiene consecuencias psicológicas para ellos.

Es evidente que no pueden obviarse todas las medidas que deben tomarse en los centros educativos para garantizar la seguridad tanto de alumnos como de docentes y, por tanto, de la educación en sí.

Pero también deben ponerse los medios necesarios para mejorar su entorno y sus condiciones laborales, ya que la calidad de la educación pasa por el cuidado de la salud y estabilidad de los profesores.

Y todo ello redundará en una escuela más competencial y un sistema educativo más fortalecido. 

Si eres maestro o profesor y tienes un problema legal laboral, civil o penal relacionado con el ejercicio de tu profesión que afecta a tus derechos o intereses, podemos ayudarte como abogados especialistas en Derecho Educativo.

¿Hablamos?

 Contacta con ALCÁNTARA DELGADO ABOGADOS y para recibir el asesoramiento especializado y personal que necesitas. 

¿Hablamos?

Si lo prefieres, déjanos tu consulta a través del formulario y te llamamos nosotros, o si lo prefieres, puedes contactar con los datos de contacto: